¿CORDILLERA O RUINAS?
Bogotá,
es una ciudad rodeada por cordilleras, llenas de reservas naturales y
diversidad de especies animales, que antes de ser repoblada disfrutábamos de un
ambiente sano, sin tanta contaminación y muchos menos sin riesgos de pensar que
en cualquier momento se puede derrumbar esta castillo de tierra y roca, que se
disfraza de verde con la flora y la fauna que la compone. Lamentablemente el
paso de los años no ha sido para bien y estos lugares que antes eran hermosos se
han convertido en espacios construidos por el hombre con grandes edificios y
urbanizaciones que han arrasando con los recursos naturales, que la componían
en su momento, las cordilleras hace
muchos años eran lugares vírgenes, el hábitat ideal de muchos animales de la zona,
lamentablemente en la actualidad se ha convertido en grandes urbanizaciones
construidas para dar un techo a las personas desplazadas o víctimas de
violencia o el conflicto armado.
Así
eran las montañas que rodean nuestra ciudad.
Teniendo
en cuenta esta reflexión vemos como un lugar de bienestar para la conservación
del ecosistema que rodea la ciudad, esa siendo destruido por el hombre, de
manera tan insensata y cruel que no se piensa en el mal que le está ocasionando
al medio ambiente de la ciudad, creando construcciones y talando árboles para
construir casas de vivienda familiar a para personas de bajos recursos y
desplazadas.
Bonito
lugar para vivir.
No
debería llamarse vivienda social, sino tala un árbol y construye un casa, así
se ha ido destruyendo el sostenimiento y la estabilidad que tienen las
montañas, en la ciudad y en todo el territorio del país.
La
mayor problemática radica en que en estos lugares de alto riesgo por posibles
deslizamientos no son lugar para que familias de bajos recursos adquieran viviendas
en lugares inestables para desarrollar su proyecto de vida junto con su familia
generandoles bienestar y tranquilidad. Todas estas familias ha llegado a la
ciudad con el sueño de tener un techo digno para sus hijos, a pesar de soportar
los rigores de la sociedad capitalista se ven expuestos a humillaciones y rechazos para poder obtener algo tan
anhelado como lo es un techo propio. Pero como en este mundo nada es completo
porque siempre existe un pero, ya sea por su situación económica o por la inclemencia
del invierno, clima que por estos días azota la ciudad, arrasando con los
hogares de familias vulnerables que habitan en las montañas y sus alrededores.
Pero
quien se dedica a pensar en estas problemáticas, si en esa ciudad lo importante
es recibir afluencia de población para así recibir más impuestos, y dinero que
pueda sostener los proyectos de vivienda familiar que se crean con el aval del
gobierno para el “bienestar” de la comunidad que hace parte de la sociedad
capital.
En este
caso no es exactamente el gobierno quien ha hecho la función de desalojar a
estas familias de sus hogares, por falta de oportunidades, esta vez es el crudo invierno que se ensaño
con nuestra ciudad y que nos afecta al 100%, en especial en zonas altas como lo
es Ciudad Bolívar, Usme, San Cristóbal entre otras, que están en alto riesgo
por posibles deslizamientos.
Qué
tristeza darse cuenta que el sacrificio de los demás por obtener un techo digno
no es más que un carro blindado o un puesto en el senado, porque todo en esta
ciudad se rige por el poder económico y no por el bienestar de las personas.
Las
compañeras tienen razón en mucho, pues no es fácil encontrar un lugar estable
en esta ciudad para vivir tranquilo y disfrutar de un techo digno y sano libre de todo peligro o vulneración hacia la
comunidad que los habita.
Adriana
Carrión
Nocturno.
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