jueves, 1 de marzo de 2012

MI TELENCEFALO


Hace cerca de media hora atrás estaba durmiendo. Mientras dormía, tuve un sueño algo extraño: Soñé que era un telencéfalo… Soñé que dominaba el mundo. Que sobre todas las demás especies Yo era la única capaz de doblar el pulgar de mis manos y hacer cosas que ningún otro ser lograba. Podía pensar cerca de la velocidad de la luz. Podía soñar con más telencéfalos superiores y lo mejor, podía alcanzar con las manos aquello que a un perro o mejor a un cerdo se le escapaba.
 Si era capaz de alcanzar a mi boca con mis dedos oponibles, bajo el mando de mi intelecto  superior, un suculento manjar: Un tomate, rojo, jugoso, oloroso. Un tomate que desecharon otros seres superiores iguales a mí. Un tomate que nunca alcanzaría la calidad para alimentar a un ser inferior a mi. Si, que sueño. O más bien, que pesadilla:

 Estaba en medio del chircal, rodeado de seres de intelecto superior, iguales a mí, peleándonos por un mísero tomate, que NI UN CERDO de basural asaria comer.
 Esa era la herencia dada por otros seres superiores, iguales a mi pero infinitamente mas altos por sus dedos oponibles, cansados de contar un papel, arrugado y sucio. Un papel sin valor para que un cerdo lo consuma, pero de tan escaso valor para darme un frugal tomate como única comida…
 Desperté bañada en sudor. No lo podía creer, que sueño tan extraño. Al momento de voltearme para tratar de conciliar el sueño me vi las manos. En estas, entre mis dedos descansaba un hermoso y fresco… Tomate!
 Paradojas de la vida, por la calle, entre un camión escuche las protestas del animal de menos intelecto pero de mayor humanidad: Un Cerdo, el cual NUNCA, jamás osaría alimentar a un hombre por dinero ni mucho menos alimentarlo con la basura que otros cerdos desechan.


Por:  Paola Andrea Rodriguez L.
3B Diurno

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